Valija en mano para recorrer la muestra de Ai WeiWei en PROA

La Fundación PROA en La Boca se destaca porque siempre ofrece interesantísimas muestras de arte en un impecable edificio que hasta ahora apuntaban principalmente a un público adulto. A mucha gente les cuesta llevar a sus niños al museo cuando éstos no están preparados o no ofrecen orientación para hacer la visita más comprensible a los chicos, pero éste verano nos encontramos con una novedad que nos sorprendió gratamente.

La visita se transformó automáticamente en un juego gracias a la Valija Educativa y aquí les cuento cómo éste recurso tan original transformó la experiencia de aprendizaje y disfrute del Arte.

 

Respecto a la Muestra

Hasta abril del 2018, Fundación Proa presenta la primera gran retrospectiva en Sudamérica dedicada al trabajo público y de intervención social de uno de los artistas contemporáneos más célebres e influyentes del mundo, Ai WeiWei en  una retrospectiva curada por Marcello Dantas que incluye importantes instalaciones icónicas, esculturas y objetos, fotografías y videos donde el artista reflexiona y da visibilidad a distintos problemas sociales que marcan las inconsistencias políticas y lagunas entre el individuo y la comunidad en el mundo contemporáneo.

Ai Wei Wei (Beijing, 1925) activista y artista contemporáneo chino. Su producción, que abarca arquitectura, instalaciones, arte conceptual, fotografía y diversos proyectos curatoriales, es impulsada por su activismo social.

Les comparto un video de nuestra visita

Sobre la Valija Educativa

Como les adelanté, visitar la muestra de Ai Weiwei hubiese sido posible, pero bastante menos entretenido para los chicos sin la Valija. Me enteré por Luisa Freixas que el museo había incorporado éste recurso y apenas abonamos la entrada, pregunté por ella.

Me la facilitó una chica del equipo de educación entrando a la primera sala de la muestra. Consiste en una valijita de color que les asignan a la familia. Nosotros fuimos con mi suegra, mis hijos y mis sobrinos, por lo que  para motivar a los 5 chicos, les dijimos que éramos el «equipo rojo» que era el color de la valijita que nos tocó y era necesario seguir todos los pasos y actividades del librito guía para completar nuestra misión (es increíble cómo los chicos se enganchan y comprometen cuando les ponemos un desafío por delante). Otro punto bueno fue que tuvieron que trabajar en grupo y colaborar teniendo distintas edades y lo disfrutaron muchísimo.

La magia comienza con la curiosidad de conocer el contenido de la valija. Al abrirla encontrarán papeles, tijeras, stikers, lápices de colores, cintas entre otras cosas. Asignamos como «líder de equipo» a la mayor que era la encargada de abrir y cerrar la valija, repartir los materiales y guardarlos prolijamente. Yo era la encargada de la Guía, y por lo tanto los sentaba en circulo en cada sala para leer las consignas. Todos opinaban, y participaban. Todos hacían preguntas y se ponían las pilas para descubrir las consignas y fue increíble.

Las consignas van sala por sala, les cuenta algún dato curioso y luego les hace alguna pregunta. La consigna puede incluir actividades para que vean, para que recorran, para que encuentren algo en particular y que luego dibujen y plasmen. También hay cuentos y origami. Fue de las mejores experiencias que jamás tuvimos en un museo, porque a pesar de que las obras no se pueden tocar, los chicos estuvieron en acción toda la tarde. El hacer es lo que los ayuda a aprender.

Pueden tomar el té en la confitería del último piso con una vista increíble en la terraza. Nosotros elegimos hacer un par de cuadras por Caminito y regalarle a los chicos unos bonitos de Havanna que tanto disfrutan.

Volviendo en el auto les hice un «concurso de preguntas» y me sorprendieron con todo lo que habían aprendido: Ai WeiWei es de origen Chino, en la primera sala el retrato que buscaban estaba hecho con una percha, en la segunda sala los bloques eran de madera de membrillo y al mirarlos encontraban las distintas fases de la luna, en la tercer sala las semillas no eran verdaderas sino que estaban hechas de cerámica y pintadas a mano durante dos años por 1600 personas que colaboraron y como no las pueden contar, la cantidad de semillas se mide por peso. Esos son algunos datos que chicos de 4 años aprendieron en vez de estar mirando tele toda la tarde. No sé qué les parece pero a mi realmente me emocionó.

 

Sin dudas una magnífica experiencia! Totalmente recomendable. Sigan más tips e ideas por Instagram y Facebook!


Información útil

  • Web: http://www.proa.org/

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