Entrevista a Rocio Bonilla: “Intento siempre volverme un poco niña”

Rocio Bonilla firma cada libro con una pequeña ilustración de regalo. Los chicos que vinieron a la presentación de Esto no es una selva” (Editorial Flamboyant) en la Feria del Libro, se van felices con su tesoro.

“Los niños son el público más exigente que hay”

En el Stand de la librería infantil Abrazandocuentos, el tiempo pasó volando. Durante la lindísima charla con Rocio, su calidez me dejó con la sensación de conocerla de toda la vida.

Mamá de tres (Júlia, de 18; Blanca, de 16 y Enric de 10), Rocio vive en Barcelona, una ciudad donde encuentra toda la inspiración que necesita para sus historias. Lleva siempre una libreta porque nunca sabe de dónde va a venir una idea. Después, cuando tiene que pensar un proyecto nuevo, recupera todas sus últimas notas del año, y decide cuáles de esas cosas quiere contar.  “Y la cuento como a mí me apetece contarla”, ríe.

En la presentación del libro «Esto no es una Selva» de Rocío Bonilla en el Stand de Abrazandocuentos de la Feria del Libro de Buenos Aires

Es de Barcelona y licenciada en Bellas Artes. Tras trabajar en publicidad la maternidad le llevó al mundo de la ilustración infantil. Autora e ilustradora de libros infantiles,  entre los que se encuentran éxitos como “La montaña de libros más alta del mundo”, “¿De qué color es un beso?” «Max y los superhéroes». Recientemente ha publicado con Editorial Flamboyant «¡Esto no es una Selva!»  escrito por Susanna Isern e ilustrado por ella.

BAPC: Tus hijos ¿Son exigentes con tus cuentos?

RB: ¡Sí! Siempre les pido opinión: ellos son mi filtro. Sobre todo Blanca, la del medio, que pinta al óleo desde los 11, escribe, es muy artista. Le digo “Mira, Blanca, ¿Qué te parece esto? Quería hacer tal cosa, no sé si hacerlo así o asá”, entonces ella es la que me dice, “Yo lo haría de tal forma”. Me fío mucho de ella.

BAPC: ¿Cómo es eso?

RB:  Siempre digo que cuando cuento algo, lo cuento para niños, pero a veces pensamos que los niños son tontos, y no sólo no son tontos, son muy listos: ¡Son el público más exigente que hay! Entonces lo que intento es siempre volverme un poco niña cuando estoy escribiendo o cuando estoy ilustrando. Trato cosas que yo sé que ellos me las van a entender. Las cuento en su lenguaje y entonces así es como intento llegar.

BAPC: ¿Te gustaría realizar junto a ella algún libro?

RB: Se lo propuse una vez, porque ella empezó a escribir un texto que me encantó, pero no me hizo mucho caso, no estaba entre sus motivaciones.

BAPC: ¿Y la mayor… opina?

RB: Ella está en otra onda. Me pone la puntilla cuando le digo “¿Qué te parece? Porque llevo dos días con ésto, y ella me dice: “Mamá, hay un momento en el que hay que saber decir basta”. Ella es la que me pone el sentido común.

BAPC: ¿Y el pequeño?

RB: A él le muestro la ilustración y no le digo nada, me quedo mirando la expresión de la cara. Veo hacia dónde se le van los ojos y cómo responde. Si lo veo sonreir es que voy por buen camino.

BAPC: En esta época de tanta pantalla ¿Lee?

RB: Él se volvió lector tranquilo. Entró a través del comic. El momento en que lo enganché a la lectura a través del comic, pensé “¿Cómo no lo pensé antes?”, porque realmente yo vengo del mundo del comic. Cuando era pequeña devoraba cualquier comic que se me ponía delante. Tenía montañas de libros, desde lo más cursi como «Candy Candy» hasta «Conan el Bárbaro»; los tenía todos.

BAPC: ¿Pensaste en hacer cómics?

RB: (Ríe) Eh… ¡Sí! Tengo por ahí una propuesta de comic para niños.

BAPC: En nuestro blog siempre recomendamos el cómic para ese niño o niña que no quiere saber nada con la lectura.

RB: Sí, existe un puente después de los comics que son los libros tipo “El diario de Greg” por ejemplo o “Agus y los monstruos”, que son ya libros de narrativas para ciertas edades, pero incorporan mucho dibujo. Para que los niños lean, tienen que poder escoger ellos lo que leen. Yo no me creo cuando a veces estás en una librería y ves entrar a la mamá con el niño y el niño elige uno y la mamá le dice “No, porque esto tiene muy poca letra”. Lo que escoja la madre no lo va a leer.

BAPC: Si te tuvieses que mudar y llevar un sólo libro infantil de tu autoría y un sólo libro de otro autor ¿Cuáles serían?

RB: ¡Qué pregunta trampa! (Ríe). Creo que el mío sería “La Montaña de libros más alta del mundo”. Y algún libro de otro… mis chicos tenían una favorito cuando eran pequeños que era “The Gruffalo” de Axel Scheffler, que es una historia muy divertida, que lo teníamos en inglés, ellos no hablaban inglés pero lo contaba con sus rimas, era como una canción y ellos lo repetían al final. Otro que me encanta es uno en catalán : “Un dia de No Res” (Un gran día de nada) de Beatrice Alemagna que me parece una historia maravillosa.

BAPC: Si tuvieras que decir sobre qué escribís ¿Qué sería?

RB: Sobre la cotidianidad; sobre cosas que conozco, sobre cosas que me pasan.

BAPC: “Esto no es una selva” fue primero una serie de ilustraciones, ¿Verdad?

RB: Sí, mi editora me llamó y me ofreció un texto. Yo le dije que no me gustaba y que no me veía para nada en ese texto, entonces me preguntó “¿Con quién quieres trabajar?  Y yo le nombré a Susanna Isern porque conozco su obra y me gusta cómo escribe. De los tres textos que propuso Susanna, salieron dos libros. El segundo fue “El gran libro de los superpoderes”. El año que viene se viene “El gran libro de…” otra cosa que no puedo decir (Ríe).

BAPC: Arrancaste con Bellas Artes, hiciste todo un camino, te fuiste hacia el lado de publicidad y luego volviste a tu primer amor después de doce años. ¿Cómo fue ese proceso?

RB: Se dio un cúmulo de circunstancias. Soy licenciada en Bellas Artes, estuve haciendo murales y luego la vida me llevó a otra profesión que no tenía nada que ver y durante doce años no cogía ni un lápiz, ni en privado. Me olvidé de dibujar simplemente. Me resulta incomprensible ahora, porque mi madre me decía que yo nací con un lápiz en la mano, que yo dibujaba siempre. De repente me metí en publicidad y el cerebro hizo un click, toda mi energía se fue a eso y entonces en el momento en que tuve a Júlia, cuando ella fue creciendo un poquito, volví a tomar contacto con los libros de niños. También por esa época volví a tomar contacto con gente de Bellas Artes con el maravilloso Facebook, y enseguida me preguntaban  “¿Aún dibujas?” y me encontraba respondiendo que no. Todos se sorprendían. Ahí retomé también la relación con mi primer maestro de pintura. Volví a cruzármelo casualmente. Fueron una serie de señales a la vez. Entonces pinté un mural en el cuarto de mis niños y dije: “Quiero volver a pintar murales”. A partir de ahí cogí un bloc y empecé a hacer mis propios dibujos y personajes y a pintarlos en paredes de niños hasta que me contactó una editorial y empecé con los libros.

BAPC: ¿Te formaste como ilustradora?

RB: No, no hice estudios específicos de ilustración. Yo empecé a lo bruto, me encargaron una colección de cuatro libros y no sabía ni que tenía que respetar un lomo. Me mandaban explicaciones por mail que tenía que buscar en Google porque no sabía los aspectos más técnicos. Fui completamente autodidacta en el mundo de la ilustración. Enseguida supe que me interesaba contar mis propias historias. ¡Hoy se traducen al chino y al ruso!

BAPC: ¿Cómo definirías la tarea de ilustrar?

RB: Soy muy disciplinada. Me planteo las horas que tengo que trabajar. Tengo un cuarto independiente donde no me molesta nadie. Llevo a los niños al colegio a las 8.30, desayuno en una cafetería, es mi momento social y leo el periódico y a las 9 estoy trabajando hasta las 14. Al mediodía voy al gym, luego suelo trabajar de 4 a 8. Este trimestre estoy justo dando clases, pero es realmente una jornada de trabajo. Como decía Picasso, «la inspiración existe pero te tiene que pillar trabajando».

BAPC: ¿Te abstraés para cada proyecto?

RB: La gente se cree que lo más importante que hacen los ilustradores es dibujar, pero eso no es verdad, lo más importante que hacemos los ilustradores es pensar. Claro que tenemos que dibujar bien, pero lo más importante es pensar la idea, cómo es el personaje, dónde está ese personaje, qué cosas le pasan

BAPC: ¿Sentiste esa inspiración?

RB: ¡Sí! “La Montaña de libros más alta del mundo” lo ilustré un mes de julio en el que me rompí el tobillo, me arranqué el peroné de cuajo y me enyesaron la pierna. Tenía los chicos fuera, porque allí normalmente es un mes en el que se van de campamento. Me dolía la pierna, me molestaba el yeso y la única forma que tenía de no acordarme fue ponerme a trabajar. Me ponía un puff debajo de la mesa y me sentaba con  mi pierna estirada. Fue un proceso increíble que no me ha pasado con ningún otro libro. ¡Como si me hubiese tomado una seta alucinógena! Estaba 12 ó 14 horas por día trabajando en el cuento. Sentía como si no fuese yo la que dirigía. Era el libro el que me dirigía a mí. Un proceso impresionante, pero de mucha dedicación. La inspiración no surge de la nada ni cae del cielo.


Agradecimientos:

Ésta entrevista fue posible GRACIAS a mujeres maravillosas que aportaron su granito de arena para promover la cultura infantil: al tiempo y paciencia de Rocio Bonilla, al contacto desinteresado que nos hizo Bárbara de Abrazandocuentos para que podamos conocernos y a la pluma mágica de Cecilia Alemano que cariñosamente editó los textos.

2 Comment

  1. Mi hija de 5 años, que también se llama Paula tiene el libro, lo compramos hace un año por su lindas recomendaciones y es fantástico!!! ayuda a desarrollar la empatia desde niños. Muy recomendable, que bueno que ahora ya se pueda comprar en Argentina!!!

  2. Me encantan todos los libros en los que salga el nombre de Rocío Bonilla, pero tengo que confesar que esto lo descubrí tarde. Me fui enamorando de ilustraciones y después descubrí (cosa que no era difícil pues tienen la misma dulzura y cercanía, que no ñoñería) que todas salían de la misma ilustradora y escritora.
    Soy Mami de dos peques y maestra de Infantil y siempre me ha encantado dibujar, pintar, reproducir… También decoré el cuarto de mis hijos a golpe de pincel, pero cuando veo tus dibujos sé que es lo que me habría gustado hacer a mí. Enhorabuena Rocío, de corazón ❤️.

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